Nuestros deseos más profundos, aquello que queremos por encima de todo es irrenunciable. Que nadie nos robe los sueños. No se pueden posponer ciertas cosas. No lo haré por nadie. Me parece que la cosa está en dar con la persona adecuada. Al elegir pareja también hay que hacerlo pensando un poco. Las semejanzas nos acercan y las diferencias hacen que permanezcamos juntos. Pero todo aquello que nos diferencia no pueden ser valores y deseos profundos e imprescindibles para uno mismo. Por ejemplo el tema de los hijos o la religión o la fidelidad. Hay más, seguro. Hay temas en los que se ha de estar de acuerdo de antemano para que la cosa funcione. La revolución hormonal es genial pero nubla la razón. Tarde o temprano eso se suaviza y llega el momento de los pactos. Pero no se puede llegar a un acuerdo si uno quiere hijos y el otro no, si uno cree en la fidelidad y el otro no, si uno cree que no casarse por la iglesia es pecado y al otro esto le parece una tontería. Existen semejanzas que son necesarias. Hay momentos de la vida en los que uno tiene muy claro cuáles son las cosas a las que no está dispuesto a renunciar. La normalidad es la de cada uno. Y el amor no basta en ciertos temas. Hace falta esfuerzo! Pero respirar o no, no es algo que se pueda pactar. No viviré si no respiro!!
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